lunes, 13 de octubre de 2014

La sirena del Rin

La figura de la sirena ha trascendido en el tiempo. Este personaje que aparecía en leyendas de navegantes, es conocida por ser parte de la mitología griega, y sigue siendo la gran protagonista femenina en las historias del mar unida siempre a tragedias de amor.



La sirena del Rin cuento de Alexandre Dumas, padre

El cuento nos lleva al río Rin, el extenso río que establece la frontera entre Francia y Alemania. Ahí se encuentra: El hada Lore.
El autor la pone en la categoría de las hadas con las cualidades de las sirenas, una chica cuya voz es su poder mágico, pero también atrae su belleza e inocencia provocando accidentes entre las embarcaciones. La que canta es simplemente una jovencita , una enamorada y quizás abandonada adolescente que languidece esperando el regreso de su amante. Es humana y como humana, a ojos del Obispo, carga pecados en su alma.


" El obispo quería interrogarla severamente, pero apenas la vio, bajo el efecto del hechizo universal, clavó sus ojos en los de ella; luego, con una entonación que delataba la piedad que sentía por la joven:

-¿Es cierto, bella Lore -le dijo- que es usted una maga?

-¡Ay! ¡ay! monseñor -respondió la pobre chica- si fuera maga, habría tenido poderes para retener a mi enamorado, y mi enamorado no se habría marchado; y así, no pasaría yo los días y las noches esperándolo sobre una roca, cantando la balada que tanto le gustaba."




El Obispo trata de protegerla , de alejarla del lugar y de que olvide el dolor, pero su pena es tan grande que huye y se arroja al río. El suicidio es el más grave de todos los pecados; su alma no encontró el descanso, y su presencia siguió alterando a los navegantes.

"...estaba condenada a regresar al mismo lugar donde estaba mientras vivía, y que regresaría hasta que encontrara a un joven caballero que le hiciera olvidar su primer amor."

Pasaron los años y el Hada Lore engañaba a los navegantes para que muriesen chocando contra los riscos,  era temida y detestada por los pobladores, hasta que un día apareció un joven.



"Walter, así se llamaba el joven nadador, era hijo de un conde palatino; tenía apenas dieciocho años y era, no sólo el más bello, sino además el más valiente y el más hábil de todos los jóvenes señores que desde Maguncia a Nimega, habitaban a orillas del Rin. Por lo que, al ver a aquel bello joven, del que había empezado burlándose, devolviéndole el sonido de su cuerno y que venía, por así decirlo, a entregarse a ella, el hada Lore experimentó de repente un sentimiento que desde hacía mucho tiempo creía muerto en su corazón; pero, engañándose a sí misma, atribuyó su turbación a la piedad. El hada Lore se equivocaba: era amor."


El amor finalmente sanó el dolor y la soledad de la sirena, nunca más volvieron a escuchar su canto engañoso, sólo queda de ella  el sonido de un eco en la zona de la roca.


Alejandro Dumas narra, en su cuento, actos conocidos por una leyenda: 
La leyenda de la roca de Lorelei 


La roca de Loreley se encuentra en uno de los recodos que el río Rin forma en su itinerario entre Bingen y Koblenz. 

Impresionante y majestuosa la roca no deja indiferente a nadie que pase en barco por delante. 
Situada entre St. Goars-Hausen y Kaub, en el margen derecho si el sentido de navegación es desde Bingen hacia Koblenz, actualmente no alberga ningún castillo, pero la leyenda cuenta que la joven Lore se había enamorado de un hombre que había pedido su mano a su padre, pero que el hombre, mujeriego por naturaleza, no se presentó el día de la boda y Lore, desengañada, se suicidó tirándose al Rin desde lo alto de la roca. 



Hasta el gran poeta alemán Heine le dedicó sus versos :
"Die Lore-ley"

Busco en vano esto que siento
De por qué estoy tan triste y apenado;
Una historia me ha dejado sin aliento
sin descanso en éxtasis he quedado.

Fresco está el aire y oscurece
calmo está el Rin en su mover;
La cima acantilada luz parece
es el último brillar del sol atardecer.

La más pura de las doncellas sentada
allá arriba lleva a maravillar.
su dorado tesoro se mostraba;
su dorado cabello ella al peinar.

con un peine de oro ella al usar
canta una canción ensoñadora
su melodía extraña al sonar
es intensamente abrumadora.

El pescador en su pequeña barca
apresado es en su anhelo y suspirar.
No ve las rocas no las abarca
Sólo allá arriba se pierde en su mirar.

Creo que el oleaje pronto arrojará
a ambos, a su fin a la barca y al ser;
Eso es lo que esa canción logrará
La Lorelei en hechizante atardecer.






2 comentarios:

Laura Arena dijo...

Hola ! Siempre tan interesantes tus entradas, no conocía a esta Sirenita. La verdad es que todo tu blog está muy bueno. Las ilustraciones, la estética todo me encanta. Felicitaciones !

Adriana Cloudy dijo...

Muchas Gracias Laura ♥